Hannu Pöppönen vivió en Argentina en diferentes períodos de tiempo. Jamás olvidará la primera vez que pisó suelo porteño, allá, a fines del siglo XX. Buenos Aires se sentía muy diferente, el peso equivalía a un dólar y en los recuerdos de Hannu el tango sonaba en cada esquina. La atmósfera y la arquitectura, por otro lado, se sentían muy europeas. Había esperado algo más exótico, pero la comida italiana era lo común y, en un comienzo, no sintió ningún impacto cultural en particular.
Diciembre de 1999 encontró al hombre oriundo de Finlandia en Santiago de Chile, aunque deseoso de regresar a la capital del país vecino para darle la bienvenida al nuevo milenio. En la tarde del 31 de diciembre decidió tomar un vuelo a Buenos Aires, llamó a su amigo desde el aeropuerto desde un teléfono que funcionaba con monedas, pero la línea estaba rota y tampoco pudo comunicarse con él más tarde. Hannu llevaba consigo un celular incompatible con aquel territorio, y aún de haber podido comunicarse, le hubiera resultado demasiado costoso.
“Pensé que en Buenos Aires habría una gran fiesta para celebrar la transición al siglo XXI”, rememora. “Después supe que en muchos países latinos y en España se celebra Año Nuevo con familia o amigos y salen más tarde, cuando el año ya cambió”.
Hannu se alojó en el centro de la ciudad, cerca del Obelisco. Fue una sorpresa para él ver muy poca gente por allí y que no hubiera celebraciones especiales, recién más tarde supo que las oficiales habían sido en Ushuaia.
Ante aquel panorama, optó por ir a una pizzería sobre la Av. 9 de Julio. Estaba esperando al mozo cuando anunciaron en televisión que el nuevo milenio acababa de inaugurarse. Después, caminó hacia una discoteca acompañado por los estruendos: “Recuerdo el ruido de las bombas en las calles oscuras”.
Una pandemia y una guerra que cambiaron el rumbo de un periodista y escritor finlandés
Varios años pasaron desde aquella noche donde las “bombas” lo sorprendieron en el comienzo del 2000 y hoy Hannu se encuentra una vez más viviendo en Buenos Aires. Una de las razones por las que volvió a distanciarse de Finlandia tiene que ver con otro tipo de sonidos bélicos: la guerra iniciada por Rusia en Ucrania, un evento que abrió heridas y puso en vilo a toda Finlandia.
“Finlandia comparte con Rusia una frontera de 1300 km”, cuenta Hannu. “Todos nos preocupamos por el futuro de nuestro país a partir de la guerra. Mentalmente es muy difícil para nosotros. Desde Argentina sigo las noticias, pero reduje su consumo y es mentalmente más saludable para mí”.
Pero la guerra no fue la razón principal. Durante casi 30 años, Hannu se desempeñó como periodista cultural y como escritor de libros de no ficción. Viajar y absorber otras culturas, para él, siempre fue vital. Visitó numerosos países, sin embargo, hubo dos que siempre lo vieron volver: Argentina y China. En China vivió durante varios años, donde ejerció como profesor en la Universidad Tecnológica de Guangdong. Fue en enero de 2020 que regresó desde allí a Finlandia tan solo de vacaciones, cuando la pandemia lo sorprendió e impidió su regreso al oriente: “Pasé a dar las clases a distancia desde Finlandia”, explica.
“No fue sencillo atravesar la pandemia solo en Finlandia, y cuando disminuyó quise irme, viajar, vivir en el extranjero como lo había hecho antes. Mi idea era volver a China, y al no ser posible, opté por Argentina y decidí comenzar a escribir un libro acerca de este país. Aparte, desde acá sigo con mi labor periodística y también dicto las clases virtuales para la universidad en China”.
Volver a Buenos Aires, reconocer la ciudad y adaptarse al frío húmedo
Para Hannu, volver a Argentina en 2022 fue emocionante en extremo. Arribó en junio, en un típico día invernal, soleado y fresco. Creyó que permanecería unos meses, pero aún hoy reside en suelo porteño. Su estancia más prolongada había sido en 2007, época en la cual se enamoró de Buenos Aires y el país en su extensión, a diferencia de sus experiencias anteriores.
En este nuevo regreso, sin embargo, notó cómo la pandemia había cambiado el comportamiento de las personas, así como de él mismo, invitándolo a pensar cuáles son las cosas importantes de la vida: “Me volví más cuidadoso en aspectos que antes no observaba”, reflexiona Hannu.
“Nunca he tenido miedo de moverme en Buenos Aires, por ejemplo, pero antes de mi viaje le pregunté a mi amigo finlandés que vive en la ciudad si era seguro mudarse allí en estos días. Me habían informado sobre el aumento de la delincuencia. Después de llegar a Buenos Aires, el miedo se desvaneció”.
Durante los primeros meses alquiló el departamento vacío de un amigo, cerca de Plaza Italia, en Palermo Soho. Conocía bien la zona, aun así, Hannu había olvidado bastante cómo moverse en la ciudad. La novedad fue ver tantos nuevos locales y los menús de los restaurantes publicados con códigos QR; que el Imperio de la Pizza, en Chacharita, tuviera plexiglás para separar a los clientes, y que en los transportes todavía se tuviera que llevar el tapabocas.
Hannu recuperó pronto el ritmo de la ciudad, entre amigos y Networking. Lo que no recordaba tampoco era el frío del invierno porteño, a pesar de que en el 2007 había vivido la nevada histórica en Buenos Aires.
“Cuando cuento que me molesta el frío en el invierno me dicen que debería estar acostumbrado, porque vengo de Finlandia. Sin embargo, el invierno en Finlandia es más seco que en Buenos Aires, donde es húmedo y se siente. En mi país, por otro lado, todos los apartamentos tienen calefacción central y ventanas con triple vidrio”.
Los extraños tiempos, los peatones olvidados y otras raras costumbres argentinas: “En la primera cita te pueden decir que vienen de terapia”
Consciente de haberse instalado en la zona de moda de los extranjeros, Hannu decidió ampliar sus paseos por la ciudad. Le molestó escuchar tanto inglés en las calles de su barrio, descubrir, de alguna manera, que el carácter local en Palermo había desaparecido en parte: “Parece que Buenos Aires tiene un grupo realmente grande de nómadas digitales”, observa.
Una de las costumbres argentinas que lo conquistó fue aprender a comprar las verduras y frutas en la verdulería, la carne en la carnicería, el queso en la fiambrería y así sucesivamente. “En Finlandia se suele comprar todo en una gran tienda, los locales tradicionales en algún momento desaparecieron, aunque ahora están regresando. Acá, con amigos, comparamos nuestras experiencias y recomendamos tiendas entre nosotros”.
“En general, toda la cultura gastronómica se ha desarrollado mucho en Argentina en los últimos años: en Buenos Aires han aparecido ambiciosos restaurantes vegetarianos y opciones veganas. En Finlandia, las generaciones más jóvenes son cada vez más veganas”, asegura.
“He estado en muchos conciertos en Buenos Aires antes, pero tengo la sensación de que han surgido muchos clubes nuevos. Son muy pequeños y cuentan con bandas indie desconocidas. Hay menos lugares alternativos similares en Finlandia, y no son tan bohemios como aquí. La escena indie de Buenos Aires me recuerda a Brooklyn y las innumerables bandas que tocan en sus callejones y viejos almacenes”.
“De lo que siempre hay que cuidarse un poco es del tráfico. Los automóviles prestan poca atención a los peatones y no se detienen en las intersecciones para dejar que crucen la calle”, continúa. “La cultura de las filas en Argentina es interesante. Creo que es genial que, por ejemplo, en la parada de autobús todos esperen en su lugar en la fila y se suben en su turno”.
“Y, por supuesto, el concepto del tiempo es diferente a comparación con Finlandia. En Argentina he aprendido a no estresarme mucho con los horarios. A veces, sin embargo, no puedo interpretar las situaciones correctamente. Acostumbrado a los retrasos, me pasó llegar a una cena de cumpleaños a las 21.30; la misma comenzaba a las 20:30, y cuando llegué ya estaban todos esperándome para comer”, dice entre risas. “Lo que sin dudas me gusta es lo fácil que es empezar a hablar con la gente en Argentina. En Finlandia es más difícil iniciar una conversación con extraños, aunque los finlandeses son básicamente sociables y hospitalarios”.
“Pero en Buenos Aires es sorprendente, a menudo son abiertos incluso en asuntos poco compartidos en otros lugares. En la primera cita, por ejemplo, te pueden decir que vienen de terapia. En Finlandia, este tema sigue siendo algo tabú”, agrega. “Algo llamativo es que mucha gente sabe cosas sobre mi país. Noté que la serie de Netflix llamada Bordertown y el director de cine Aki Kaurismäki han colaborado con ello. Incluso varios han estado en Finlandia. Como periodista, me interesan las personas y sus historias, y disfruto escuchando las opiniones”.
El nacimiento de un libro acerca de Argentina desde una perspectiva finlandesa: dictadura, pobreza, gentrificación, música, inmigrantes y fútbol
Aún en Finlandia, en tiempos de pandemia, Hannu había escrito un libro acerca de China. Cuando la obra estuvo culminada, de inmediato comenzó a pensar en la siguiente. Tras conversar con su editorial, decidió concentrarse en Argentina, su nuevo destino y un país que conocía y había aprendido a querer.
Al momento de trazar el mapa de su creación, el finlandés optó por combinar pinceladas autobiográficas con reportajes periodísticos: “En estas páginas hablo de los temas en primera mano y son el reflejo de mis viajes y mi experiencia viviendo en Argentina”.
“Tendrá unos quince capítulos que abordarán temas como la emigración de finlandeses a principios del siglo XX a la provincia de Misiones y a la Patagonia, la dictadura desde la perspectiva de finlandeses que la atravesaron, el tango, la pobreza, la música under, el fanatismo por fútbol y Lionel Messi, así como de la gentrificación en barrios de Buenos Aires y la influencia de China en Argentina”, cuenta Hannu, quien disfrutó la Copa del Mundo en Buenos Aires, cubrió este evento y otros para el diario más importante de Finlandia, y fue a Rosario para conocer la ciudad natal de Messi y realizar un extenso reportaje al respecto.
“Debido a mi libro, sigo mucho más de cerca las noticias y los acontecimientos en Argentina que antes. Muchas cosas sucedieron en 2022: una inflación cada vez mayor, el intento de asesinato de la vicepresidenta Cristina Kirchner, un cambio rápido de ministros de finanzas y el Mundial de fútbol. Parece que siempre pasan muchas cosas en Argentina”, sonríe Hannu.
“Sería muy interesante observar el período previo a las elecciones presidenciales en Argentina y escribir artículos sobre el tema y también complementar mi libro con ello. Hay algunas noticias sobre Argentina en Finlandia. Los lectores y otros consumidores de medios están relativamente interesados en América Latina, pero las empresas de medios están menos interesadas en cubrir el continente con noticias”.
“Trabajar en Argentina es algo más difícil que en los países nórdicos, donde la sociedad es más transparente. Como periodista en Finlandia, por ejemplo, es más fácil conseguir entrevistas porque el país es pequeño y los medios tienen buena reputación. En Argentina no siempre se contestan los correos electrónicos. Sin embargo, debo decir que incluso en Argentina he logrado obtener entrevistas de personas con bastante facilidad, tanto para artículos de revistas como para mi libro”.
“En relación a la calidad de vida, creo que en Argentina es buena en muchos aspectos. Muchas de las instituciones culturales son gratuitas o las entradas a las mismas son baratas. Me gusta ir a Gaumont, porque muestra películas argentinas que no se muestran en Finlandia, excepto por un pequeño festival anual”.
Finlandia en el corazón y Argentina en el presente: “Cuanto más aprendas a adaptarte a la sociedad, más profundo será tu conocimiento”
Desde suelo argentino, Hannu jamás pierde a su tierra natal de vista, tanto por la guerra que les pisa sus talones como por sus seres queridos. Allí, en Finlandia, viven sus dos hermanas mayores, con quienes habla a diario, así como con sus amigos, quienes le manifiestan que lo extrañan mucho, algunos, incluso, lo visitaron en Buenos Aires en enero.
Sin importar que sea en China o en Argentina, el finlandés reconoce a lo lejos la buena vida a la que están acostumbrados en su tierra natal: “No poder conseguir un asiento en el metro puede ser un problema suficiente y motivo de queja en Finlandia”, dice.
Pero a pesar de llevar a su patria en el corazón, Hannu se reconoce nómade, amante de conocer gente nueva y adentrarse en su visión de vida, así como en su nación: “En muchos países los extranjeros tratan principalmente con otros extranjeros, por lo que su experiencia de los países inevitablemente sigue siendo superficial”, opina.
“Sin embargo, antes de Internet y las redes sociales, era mucho más exótico estar en el extranjero cuando, por ejemplo, los eventos en Finlandia no se podían seguir en tiempo real como ahora. En cierto modo era más emocionante. También era más exótico volver de un viaje a Finlandia cuando no sabías muy bien qué había pasado allí”, continúa.
“Cuando viajas y vives en el extranjero, primero aprendes cosas nuevas sobre ti mismo. Es genial notar que puedes hacer amistades nuevas y profundas en cualquier país. Mi español no es perfecto, pero por lo general me entienden y entiendo mucho del idioma hablado y escrito. El idioma es un factor importante para poder adaptarse a la sociedad o poder comprenderla. Yo mismo comencé a estudiar español ya en 1996. Mis amigos sudamericanos, a quienes conocí en Finlandia, me dieron el impulso”.
“Y hoy, en esta nueva experiencia mía viviendo en Argentina y escribiendo un libro acerca del país, estoy tratando conscientemente de aprender aún más profundamente sobre esta tierra, su política, economía, cómo funciona la sociedad y la gente. Cuanto más aprendas a adaptarte a la sociedad y a comprender las diferencias culturales, más profundo será tu conocimiento. También descubrís que las necesidades, los sentimientos y los sueños son prácticamente los mismos para todas las personas del mundo”, concluye.
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Argentina Inesperada es una sección que propone ahondar en los motivos y sentimientos de aquellos extranjeros que eligieron suelo argentino para vivir. Si querés compartir tu experiencia podés escribir a argentinainesperada@gmail.com . Este correo NO brinda información turística, laboral, ni consular; lo recibe la autora de la nota, no los protagonistas. Los testimonios narrados para esta sección son crónicas de vida que reflejan percepciones personales.
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