La campaña de trigo 2023/24 está por comenzar con más incógnitas que certezas. Los especialistas coinciden en que hay una intención de siembra igual o mayor que en otras campañas por la necesidad de recomponerse tras el fuerte golpe productivo del ciclo pasado con el cereal y de las pésima cosecha de granos gruesos. Sin embargo, el clima vuelve a presentarse como el principal condicionante, especialmente para todas las zonas que no son ni el centro ni el sudeste bonaerense. A eso se suma el condicionante político y económico: cuando se coseche, habrá un cambio de gobierno que no necesariamente tendrá una orientación distinta que el actual.
“Mala” o “muy mala” : 7 de cada 10 productores reprobaron la respuesta del Estado ante la sequía
“De la ruta 5 al norte se necesitan más lluvias como las del fin de semana pasado”, dice Fernando Rivara, presidente de la Federación de Acopiadores. Si la restricción climática se supera, el siguiente desafío será conseguir inversores, indica. “Hay oportunidades con algunas líneas de crédito y con las tarjetas; además se pueden captar las inversiones de gente que en los pueblos busca otros destinos para los pesos”, dice Rivara y añade: “No hay hoy en la economía muchos otros sectores que puedan decir lo mismo”. No obstante, apunta contra la tasa diferencial para préstamos que fijó el Banco Central a quienes tengan más del 5% de sus tenencias de soja. “Es una vergüenza que eso siga vigente”, se lamenta. El próximo martes, la Federación de Acopiadores organizará su tradicional seminario de Agrotendencias, en cuyo marco también la Bolsa de Cereales de Buenos Aires presentará el lanzamiento de la campaña de granos finos 2023/24. Será la primera fotografía de la campaña.
“Se configura un escenario alcista para las posiciones de la nueva cosecha”, dice Carlos Pouiller, analista de mercados de Az-Group. Esto, básicamente, sería por una mala producción en Estados Unidos, un escenario de sequía en Australia, la incertidumbre en el Mar Negro por la guerra y el riesgo de una menor superficie en la Argentina, explica.
“No es malo el precio futuro, se ha venido afirmando la posición diciembre 23/enero/24, en un rango de 240/245 dólares y ha venido recuperando unos 20 dólares en los últimos días”, sostiene. Al mismo tiempo, puntualiza que hay una necesidad financiera por parte de los productores tras los malos resultados de la cosecha gruesa.
En tanto, para Sebastián Salvaro, analista de mercados de AZ-Group, hay una situación favorable por el lado de los costos respecto del año pasado. Eso es por “la baja del precio de los fertilizantes, herbicidas y fungicidas”, señala.
El clima es el principal condicionante, destaca el especialista. “Hoy se está midiendo casi constantemente cuánto hay de agua útil en el suelo, es una frase repetida en todo el país”, afirma.
En ese escenario, no descarta que la siembra llegue a tres millones y medio de hectáreas, con un volumen de cosecha de 12 millones de toneladas. “Es el escenario de la foto de hoy”, explica y advierte: “no estamos con la capacidad de poder comenzar bien en muchas de las zonas por falta de agua”.
A nivel macro, en referencia al aporte de divisas, sería una situación complicada. “La exportación no aportaría dinero porque ya que están pagas las declaraciones juradas de venta de la campaña pasada que fueron las que se rolearon para la campaña 2023/24″, afirma.
Para el especialista, “a nivel de empresas, empieza a preocuparla situación y a ponerle mucha cabeza agronómica al tema”, en referencia a qué tipo de trigo sembrar y si en las zonas no específicamente trigueras directamente se pasará al maíz. A muchos prácticamente “les conviene pasarse a una gruesa donde empieza a competir la relación soja-maíz; pareciera que el maíz volverá a ser un año interesante para la siembra”, añade. Sobre este punto, aclara que hay preocupación por la falta de semilla de maíz para la próxima campaña, hecho que reconocen las propias empresas.
Este tema fue motivo de una reunión esta semana en la Secretaría de Agricultura entre las cámaras de la industria de agroquímicos, semillas y fertilizantes que insistieron en la necesidad que se levanten las restricciones para la importación de insumos. Los funcionarios de Agricultura, que conocen del tema, comenzaron a explicarles a sus pares de Economía que en el agro el cepo al comercio exterior es un tiro en el pie. En la industria coincidieron en que está garantizado el 60% de los insumos. Del resto, es una incógnita que se irá develando a medida que pasen los meses. En la Argentina, se sabe, eso es una eternidad.
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