Fernando Gago ya se sentó 78 veces en el banco de suplentes de Racing, una cifra que es necesaria de poner en contexto: es el ciclo más largo en lo que va del siglo para la Academia, más extenso incluso que el de Eduardo Coudet entre 2018 y 2020 (73 partidos) o el de Reinaldo Carlos Merlo (77 en 2001/2002). El ciclo del entrenador que llegó a poner algo de paz en un club que en octubre de 2021 atravesaba una crisis tan grande que se cristalizaba en una catarata de insultos en cada partido de local está a punto de volverse circular.
Aunque falten algunos días todavía para el duelo de Copa Libertadores ante Flamengo ya se puede adivinar que el clima en el Cilindro de Avellaneda será algo hostil, parecido al que flotaba cuando Gago llegó al club. La sensación de apatía que dejó Racing en la derrota ante Boca por 3 a 1, el silencio de Fernando Gago al dejar la Bombonera y las nulas respuestas colectivas e individuales que aparecen a medida que pasan los partidos, parecen ser combustible para los murmullos que se oyeron la última vez que la Academia perdió de local ante Atlético de Tucumán.
Racing sumó apenas un punto de los últimos 15 en juego: cuatro derrotas y un empate. El fortuito cabezazo en contra de Wilker Ángel, de Aucas, en los instantes finales del partido por la Copa Libertadores, hace que la situación tenga todavía un poco de aire. El poderío de Flamengo asusta si se lo compara con los últimos rivales que superaron al Academia. Gimnasia sólo ganó tres de sus últimos 13 juegos; Newell’s sólo venció en un partido de visitante en lo que va de la Liga Profesional de Fútbol; Atlético Tucumán había llegado anteúltimo al Cilindro; y Boca cortó ante Racing una racha de cinco partidos sin poder triunfar en la Bombonera.
Esos son algunos de los motivos que llevaron a Gago a hacer algo que ocurrió contadas veces en su largo ciclo: suspender la conferencia de prensa. Para el técnico que apenas pasó la frontera de los 100 partidos desde que comenzó su carrera en Aldosivi es el momento más complejo que vive desde que llegó a Racing. Ya probó casi todo para encontrar una versión renovada del equipo que en 2022 fue protagonista del fútbol argentino pero aún no pudo dar con la tecla correcta. Cambios de nombres, de esquemas, de posiciones y hasta las apuestas por juveniles caen en saco roto.
En el comienzo de esta seguidilla de malos resultados, el DT fue contundente en una conferencia de prensa: “Banco 100% a estos jugadores aunque algunos quieran instalar que no tienen nivel para jugar en Racing. Recontra tienen nivel”. Después de la caída ante Atlético Tucumán, enumeró las bajas para explicar este presente: “No podemos comparar al equipo del año pasado con el de ahora. No tenemos a Vecchio, a Miranda, a Enzo (Copetti), a Alcaraz. Y en los últimos partidos no tuvimos a Aníbal (Moreno) ni a Matías (Rojas)”. Un síntoma del cambio de contexto.
El principal problema que exhibe Racing parece ser la actitud. En la Bombonera eso se volvió evidente: a los seis minutos ya había dos goles de diferencia. Con un agravante: el primero fue de pelota parada, una jugada en la que Boca ganó tres veces consecutivas en el área académica. Se volvió un equipo frágil, que recibió 13 goles en los últimos seis partidos, de los cuales cinco nacieron de envíos a balón parado. Ni siquiera los siempre regulares Gabriel Arias y Leonardo Sigali alcanzan para ayudar en esa materia.
Ni desde la dirigencia ni desde el cuerpo técnico se piensa en que el resultado del próximo jueves ante Flamengo pueda influir en la continuidad del técnico. Tampoco para el plantel, que asegura seguir alineado a su DT. “Es un momento que sabíamos que podía llegar. No siempre son todos los momentos buenos. Hay que creer para que esos momentos buenos vuelvan a llegar. No nos gusta vernos así, ni vernos tan lejos de la punta. Este equipo se acostumbró a ganar, pero hoy no estamos ganando. La culpa es nuestra”, dijo el capitán Sigali, la única voz que habló luego de la caída ante el Xeneize.
Más allá de que se trate del ciclo más largo para un técnico de Racing en décadas, Gago recién está en el inicio del camino de formación que debe transitar un entrenador. La muy buena campaña de 2022, el gran rendimiento del equipo, los rendimientos potenciados de jugadores que ya parecían tener su ciclo terminado en el club y los dos títulos conseguidos en las finales ante Boca no le alcanzaron para blindarse con un hincha al que nunca terminó de conquistarle el corazón, acaso por su estilo chúcaro y distante. Ahora, cuando las miras empiezan a apuntar a él, Gago deberá demostrar las herramientas para que no se lo trague la tormenta. Incluso si enfrente está el todopoderoso Flamengo, algo que él mismo definió hace unos meses como “una buena medida”.
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