Fueron cinco minutos de terror, en los que el delincuente, en total dominio de la situación, montó la pistola que llevaba para intimidar a las tres personas que atendían la joyería, a las que, con fuertes amenazas, hizo arrojarse al piso, boca abajo, para, entonces sí, actuar con tranquilidad y total impunidad para llevarse dinero, alhajas y relojes de una caja fuerte y de la vidriera de exhibición que daba a la calle del local porteño. Pero aunque parecía tener todo bajo control, al ladrón se le escapó un detalle: una cámara lo filmó.
Los investigadores judiciales y policiales tienen una imagen bastante clara de su rostro, pero no lograban ponerle nombre y apellido al delincuente. En febrero, siete meses después del golpe, el fiscal Martín Mainardi, a cargo de la investigación, dispuso la exhibición pública de la fotografía del delincuente y del video del robo a la joyería, en procura de que alguien lo identifique y pueda aportar datos para identificarlo y atraparlo. En las últimas horas, lo consiguieron.
Lucas Antonio Radovich. Ese es el nombre del sospechoso del violento asalto del 22 de julio de 2022 a la joyería Piazza Spagna, de Scalabrini Ortiz y French. Ese es el hombre que dejó aterrorizadas a las víctimas del golpe, que notaron, en aquellos cinco minutos, que estaban ante un hombre dispuesto a todo.
La causa P-19-11.037/22, inicialmente caratulada como “N.N. s/ robo con armas”, comenzó a ser instruida por el fiscal Mainardi el 22 de julio de 2022. Ese viernes, pasado el mediodía, un hombre bien vestido y armado con una pistola ingresó en el local, que da a la calle, sobre el 2890 de Scalabrini Ortiz. Tras reducir a las personas que se encontraban en el lugar, se apoderó de efectivo, relojes y alhajas de oro y plata.
Las imágenes de la cámara de seguridad del lugar fueron procesadas por la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (Datip). De ellas se infiere que el delincuente es un hombre de entre 35 y 45 años, de cabello rubio oscuro, con los costados rapados, y flequillo. Vestía pantalón de jean, chomba y saco azules, y zapatillas blancas con detalles y cordones negros.
Según la filmación, el robo comenzó a las 13.58 con 54 segundos y el delincuente huyo con un botín millonario cerca de las 13.23, después de vaciar unas de las vidrieras donde se exhibía parte de los relojes de primera marca.
“No estoy jugando”, le espetó más de una vez el ladrón a sus víctimas, el dueño de la joyería y dos empleadas. Ante de huir, intentó explicar que robaba porque tenía a su abuela enferma.
Si bien, el solitario ladrón ingresó en la joyería con un barbijo, en un descuido, su rostro pudo ser registrado en su totalidad por una de las cámaras de seguridad de la joyería.
“El delincuente se apoderó de una importante cantidad de relojes de primeras marcas, como Tag Heuer, y joyas”, sostuvo a LA NACION una calificada fuente de la causa.
La pesquisa
La fiscalía dispuso la difusión de los videos y encomendó a la División Robos y Hurtos de la Policía de la Ciudad el trabajo de “rastreo arqueológico” del hombre cuyo rostro aparecía en las imágenes de video. Buscaron en fuentes abiertas (redes sociales, internet), en bases de datos oficiales (Renaper, AFIP, Nosis) y se usaron sistemas comparativos.
Así se llegó a la primera conclusión: el autor del hecho parecía ser Radovich, nacido el 10 de enero de 1975. Los registros indicaban que tenía domicilio en la calle Catamarca al 1400, en la localidad balnearia de Mar de Ajó, en el partido de la Costa. Parecía ser demasiado lejos.
Pero otros registros aportaron un dato revelador: ese hombre de 48 años también registraba un domicilio en Scalabrini Ortiz al 1800, a solo diez cuadras del local asaltado. Eso ya era más cerca.
El perfil de Radovich en Facebook aportó muchas imágenes. Al hombre le gustaba hacerse selfies desde varios ángulos. Había mucho material para el análisis de los detectives de Robos y Hurtos.
Los antecedentes penales revelaron otra pista fuerte: Radovich tenía una causa por tentativa de robo, del 7 de octubre de 2019, en Billinghurst y Güemes. Muy cerca de la joyería. Se pidió el legajo y, en especial, las típicas fotos de la detención. El parecido con el hombre que casi tres años después cometió el asalto en Piazza Spagna era evidente.
Eso bastó para ordenar su detención. Se espera que, próximamente, se resuelva su situación procesal.
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