16 de enero de 2025

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“¿Me quedo o me voy?” Tras la decisión de grandes diarios de irse de la “tóxica” red social X, muchos intelectuales piensan en iniciar un éxodo

Después de la decisión de dos grandes diarios europeos de retirarse de la red social X por considerarla una “plataforma tóxica”, escritores, periodistas e intelectuales deliberan si seguir el ejemplo e iniciar un éxodo digital. Tras el anuncio del diario británico The Guardian, uno de los más prestigiosos del mundo y con 27 millones de seguidores en X, de que dejaba la red social de Musk por los “contenidos a menudo inquietantes que se promueven” en la plataforma, el diario español La Vanguardia comunicó ayer que también dejaría de publicar en la red social del multimillonario e inminente funcionario del gobierno de Donald Trump. Muchos temen que a partir de 2025 la polarización escale a nivel global.

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Para los responsables de La Vanguardia, el cuarto diario más leído de España y con más de 1,7 millones de seguidores, X se ha convertido en una “caja de resonancia” para la desinformación, el racismo y las teorías conspirativas. Si bien se permitirá que los periodistas mantengan sus cuentas personales (a la manera de The Guardian), el director de La Vanguardia, Jordi Juan, dijo que había suspendido su propia cuenta. “Desde la llegada de Musk a X, la antigua Twitter, esta plataforma ha ido abusando cada vez más de contenido tóxico y manipulado gracias a la proliferación de bots”, escribió en un editorial; también señaló que la red carecía de una moderación de contenidos “efectiva y razonable”, lo que habría propiciado la “libre circulación” de mentiras y discursos de odio.

“Este diario constata que las ideas que atentan contra los derechos humanos, como el odio a las minorías étnicas, la misoginia y el racismo forman parte de los contenidos virales que se distribuyen en X, donde adquieren viralidad y captan más tiempo de los usuarios en ella para ganar más dinero de las inserciones publicitarias”, añadió La Vanguardia.

El debate tuvo repercusión, en X, entre intelectuales y periodistas que piensan en mudarse a plataformas menos tóxicas. “The Guardian, el diario inglés, uno de los mejores medios de periodismo del mundo, se fue de esta red y sus razones me dejan pensando”, escribió en su cuenta la periodista y escritora María O’Donnell. Su colega, el español Juan Cruz Ruiz, informó que se iba de X. “Me solidarizo con los periódicos que dejan de disponer de sus cuentas en X. A partir de las 8 de mañana de este viernes haré, modestamente, lo propio. Ha sido un placer y muchos veces, sobre todo en los últimos tiempos, un disgusto”, posteó; algunos seguidores le reprocharon que había “amagado” con irse en otras ocasiones.

El escritor y periodista Nicolás Artusi formuló la pregunta que muchos se hacen desde el martes: “¿Entonces qué hacemos? ¿Nos quedamos o nos vamos de acá?”. Su par español, Bob Pop, aprovechó la ocasión para anunciar su partida de X y promocionar un espectáculo. “Me voy de X. Que lo último que leas aquí de mí sea una petición para que compréis entradas para mis dos últimas funciones de NUESTRAS FLORES ABIERTAS en Barcelona […]. ¡Os garantizo que os vamos a enamorar!”, prometió.

“Me quiero ir de X. Me da mucha rabia tanta palabra que he dicho en Twiter, tantos que sigo y me siguen por años, para encontrarme que se ha convertido en un arma de Musk. ¿Qué me recomiendan? ¿Threads?”, consultó la escritora nicaragüense Gioconda Belli. Y el escritor estadounidense Stephen King, archirrival de Musk y de Trump, con siete millones de seguidores en X, publicó en su cuenta una foto de su perrita con la frase “Molly, también conocida como la Cosa del Mal, considera morder al hombre Musk”.

El escritor español Jorge Carrión también reflexionó sobre la cuestión. “Pensaba que no iba a haber una nueva red social en mi vida pero…”, publicó el autor de Contra Amazon, con el aviso de que había abierto una cuenta en Bluesky Social. La escritora Claudia Piñeiro seguirá el ejemplo de Carrión. “Vamos a intentar @bluesky a ver qué onda”, posteó.

El ensayista Alejo Schapire dio a conocer su opinión. “Después de The Guardian, el español La Vanguardia anunció hoy que se va de X. Ambos aducen que Musk ha traído desinformación y conspiracionismo. La realidad es que cuando el sesgo y la opacidad en las normas y moderación de Twitter eran progresistas, cuando las cuentas eran suspendidas arbitrariamente (Trump no podía publicar pero si el líder supremo iraní o el dictador Maduro), no protestaban. A diferencia de Facebook o Instagram, X tiene un sistema de verificación de usuarios de la comunidad que mata la desinformación de manera casi instantánea y argumentos, incluyendo cuando la desinformación viene de los grandes medios. Ninguna plataforma ha instaurado un sistema de control tan eficaz. Otra alegación es que Musk ha hecho de Twitter una caja de resonancia de la ‘extrema derecha’. Esta aclaración no tiene asidero. A menos que uno se meta en la columna ‘para ti’ que funciona con un algoritmo a medida del usuario y los intereses de Musk, uno ve exactamente las cuentas que sigue”.

Para Schapire, “está claro” que algunos medios tradicionales temen que “la narrativa escape de sus manos, que sus periodistas sean escrutados y criticados en su trabajo”. “Lo que no toleran es escuchar voces que les desagradas y que a veces son mayoritarias, como las que hicieron a Trump nuevamente presidente. Prefieren seguir en su burbuja ideológica, la cámara de eco que los cortan de la realidad y, lo que es peor, estiman que gente que no piensa como ellos no merecen acceder a su perspectiva. Eso plantea un interrogante muy importante con respecto a lo que entienden por pluralidad de opinión, de quién es un interlocutor válido”, concluyó.

Consultado por LA NACION el profesor y semiólogo José Luis Fernández señaló que “las transformaciones mediáticas y sus consecuencias son tan tremendas e imprevisibles que nadie dentro del ecosistema puede ver al conjunto ni sus particularidades”. “Esto vale para Musk tanto como para The Guardian y La Vanguardia, y para los intelectuales críticos que se pelean con el diseño de los algoritmos -remarca Fernández-. La vida en plataformas te permite acceder a diversos tipos de información, rápidamente y en profundidad; ello ha relativizado, aunque no vayan a desaparecer, la influencia de los grandes medios ordenadores del mundo político-económico, que además era soporte de liderazgos respetables. Así como se ha lateralizado la importancia de los grandes medios y de sus periodistas estrellas, también han desaparecido los grandes liderazgos políticos, progresivamente reemplazados por ‘personajes de fuera del sistema político’ como empresarios, panelistas, deportistas, humoristas”.

“El fenómeno parece que ha liberado audiencias o ciudadanías que se sienten autorizadas para votar anárquicamente, en contra de lo que se entienda por ‘lo establecido’ que se ve débil y que no aporta soluciones centrales de la vida social -concluye el autor de Las cuatro revoluciones invisibles-. Para entender a las nuevas audiencias y ciudadanías, mi hipótesis hay que comprender la continuidad entre audionautas e internautas y aceptar que lo televisivo fue un ‘paréntesis de distracción’. El periodismo escrito o serio tiene algún otro recorrido posible, pero primero debe comprender al actual ecosistema, y no pretender que el ecosistema en su conjunto le reconozca su posible nuevo liderazgo”.