Milán es una fiesta del diseño durante la semana que del 17 al 23 de abril copa barrios, palacios, museos, calles y desde ya, hace pie en el predio donde se desarrolla el 61° Salón Internacional del Mueble. Entre los 2000 expositores que despliegan sus novedades en los 169 mil metros cuadrados de la expo –una ciudad de vidrio y acero proyectada por el italiano Massimiliano Fuksas— se destaca un sector emergente. Apasionados, comprometidos con la sustentabilidad, sensibles al cambio climático, atentos a la guerra que les pisa los talones, los 550 diseñadores jóvenes de 18 países, entre estudiantes de los últimos años de carrera y recién graduados, asumen el desafío de pensar las nuevas formas de habitar.
Joaquín Sansone es argentino y tiene 35 años, es la primera vez que participa y se vuelve a casa con un premio: la Mención Rong Design Award que consiste en una beca para sumergirse en un curso intensivo en la Rong Design Library del distrito chino de in Hangzhou Yuhang
Están en el lugar indicado, en el momento preciso donde industriales y empresarios del sector de todo el planeta buscan desesperados nuevas voces, ideas frescas que sumen creatividad a sus catálogos. Están en el Salón Satélite, el catalizador de las nuevas narrativas que le marcan el pulso a las soluciones para mejorar la calidad de vida.
Vértigo y velocidad son las dos V que dominan este sector donde 28 facultades y escuelas de diseño responden a la consigna de tres P: “Proceso, Progreso, Práctica. Construyendo lo (im) posible”. El hilo conductor corresponde a la trama que en cada edición define Marva Griffin, creadora y directora del Salón Satélite hace 24 años. “Les hemos pedido a estas escuelas que respondan a la pregunta Diseño, ¿a dónde vas? Desde que se armó este espacio en 1998 el objetivo fue visibilizar a los diseñadores sub-35. En esta oportunidad ponemos el foco en el aporte sustancial que determina la formación de los diseñadores del futuro”, destaca Marva entre alumnos, decanos y directores académicos que saben que su ojo define en buena parte el anclaje en las grandes ligas.
Joaquín Sansone es argentino y tiene 35 años, es la primera vez que participa y se vuelve a casa con un premio: la Mención Rong Design Award que consiste en una beca para sumergirse en un curso intensivo en la Rong Design Library del distrito chino de in Hangzhou Yuhang. Con un banco de juncos realizado con fibras del Delta de Tigre, una luminaria de cuarzo y lentes de resina, Sansone, diseñador industrial por la UBA, logró uno de los galardones más preciados de los jóvenes que participan en esta vidriera de tendencias. “Hace tres meses me mudé a Mallorca, pero mantengo intacta mi memoria emotiva y el deseo profundo de mitigar el impacto ambiental y gestionar los desechos industriales”, dice Joaquín, sobre su colección Spinoff Material. “La mejor solución es la sustentabilidad, lo más simple del mundo”, apunta.
Delinear el mapa colectivo es la tarea de este semillero, futuros licenciados que bocetan soluciones para la vida cotidiana. “En una época que se caracteriza por grandes cambios de equilibrio medioambientales, económicos y sociales, sus indicaciones son sumamente valiosas, ya que contribuyen a orientar a los que vienen sobre lo que significa la innovación en el futuro”, propone Griffin.
Así, este observatorio reúne proyectos que recuperan técnicas ancestrales, dispositivos que plantean bajar un cambio para enfocar la mirada en las sensaciones, artefactos que persiguen dinámicas propias de la Naturaleza. Prototipos que especulan con futuros disruptivos, pero también objetos que remiten a territorios propios y el saber hacer artesanal.
Es el caso de la silla de papel desarrollada con Inteligencia Artificial pero inspirada en la técnica artesanal tradicional japonesa de laca llamada “Shi-Tai” que diseñó Hideyuki Yamazawa, de Japón. La fusión entre lo tradicional y la nueva herramienta que combina algoritmos nació de una preocupación: la cantidad de suicidios que azota a los jóvenes japoneses. Hideyuki, graduado en Diseño Ambiental por la Universidad de Arte de Tama, co creó junto a la IA un sillón que “simboliza cómo la muerte descompone la vida en partículas que se convierten en alimento para otras vidas. La sostenibilidad es la prioridad ya que utilicé cartón de descarte y desechos de amortiguadores solidificados con resina”, explica.
La reutilización de productos industriales es una de las constantes en esta vidriera de voces emergentes. Franck Grossel, graduado de la Escuela de Diseño Nantes Atlantique, presentó su tesis de grado a partir de cuestionar las técnicas de la elaboración de la cerveza y varios engranajes de su proceso. El resultado fue el diploma, la creación de su estudio Place Mobilier y uno de sus últimos desarrollos: mobiliario de alta calidad a partir del puré de malta. “La conciencia ecológica estaba ahí, en mi vaso de cerveza. Un 30% de su contenido es un problema que impacta en el medio ambiente. Así llegué a investigar el proceso de recuperación del grano gastado de malta que se desecha luego de la elaboración”, comenta el diseñador y dispara números para respaldar su proyecto: “En Francia, en 2020, bebimos más de 2 billones de litros de cerveza. Sólo para elaborar mil litros se requiere un promedio de 300 kilos de malta, una cifra descomunal. Hoy con más de 2200 cervecerías nacionales es imposible entregar esos granos a los agricultores para que alimenten al ganado. Y a muchas no les queda otra salida que la metanización para transformar esa materia en biogás, o los vertederos”, explica. Franck desarrolló un aglutinante ecológico que utiliza en su línea de taburetes livianos, con huella de carbono cero, modulares y desarmables.
Por otra parte, los 13 estudios seleccionados bajo el sello Belgium is Design presentan un collage de propuestas. Desde textiles tejidos hasta madera refinada y descartes de mármol que articulan gestos tradicionales con tecnología industrial. Con el ser humano en el centro de las propuestas las escuelas belgas salen a la cancha para invitar al público a reflexionar sobre el futuro del diseño. “Son conscientes de que un cambio real sólo puede venir desde la experimentación y la revisión de ciertas prácticas. Por eso esta generación está volviendo a la producción en pequeñas series y productos hechos a medida mientras desafía la producción industrial”, confían los coordinadores del colectivo belga. Entre los destacados, el estudio Matta presenta un portavelas realizado con piedras de canteras de la zona y vidrio soplado artesanalmente. “Con la boca, por eso quedan burbujas”, aclaran Eva De Smet y Jan Vandekerckhove. La dupla Ahokpe + Chatelin, con sede en Bruselas, está compuesta por Estelle Chatelin y Georges Ahokpe, diseñadores textiles que cuestionan las prácticas de tejido para el uso doméstico. Muebles colgantes realizados con pulóveres deshilachados que viajan a los mercados africanos es el punto de partida de una búsqueda estética, ideológica y sustentable. “Creamos piezas textiles a partir de las realidades concretas y plurales que nos rodean. Ponemos en valor los dos territorios (Bélgica y Benín, en África Occidental) a través del uso, los materiales y la técnica de producción”, dice la pareja.
Con base en Venecia, Marcos Rodríguez desafía la gravedad a través de un florero inclinado, como un tubo de ensayo en un tobogán de acero que invita a la contemplación. “Una búsqueda que explora los límites entre forma y función. Un diseño que funciona como el sinónimo de un oasis, en tanto que ofrece una conexión con la naturaleza que sigue siendo esencial para todos”, define. Y el uruguayo Alfonso Martínez, se juega su participación con lámparas que invitan a tomar conciencia sobre el descarte. Y lo hace justamente a partir de los desechos de la producción de piedras preciosas uruguayas.
Este gran archivo del futuro está impregnado de la Bienal Euroluce, la gran expo que forma parte del plato principal del Salón Internacional del Mueble. Y Nao Iwamatsu, diseñador industrial graduado en el Instituto de Tecnología de Kyoto, Japón, le rinde homenaje a partir de Lotus. Esta luminaria portátil admite el uso con velas, pero también con luces led. “Dos fuentes de luz distintas que nos remiten a la pre historia, cuando sólo había velas en las mesas. El desarrollo nos permite disponer de la intensidad de luz a gusto, crear paisajes luminosos como un gran estanque de flores de loto”, dice.
El intercambio entre pares es incesante, los datos sobre técnicas, nuevos desafíos e información relevante van y vienen. La primera escala es la Biblioteca de Materiales de China, un catálogo de textiles, resinas maderas, papeles y metales novedosos. De Santiago de Chile, los alumnos de la Universidad del Desarrollo lograron mucha audiencia a partir de revelar uno de los secretos mejor guardados: cómo aplicar los beneficios del cobre en el diseño. Y lo hicieron con una colección de bolsos y mochilas de papel impregnado en partículas de este metal, uno de los que más produce Chile, cuyas propiedades son antisépticas y antibacterianas.
La actitud alerta ante el encuentro de posibles distribuidores o compradores y la disposición eterna a explicar una y mil veces la semilla que le da origen a cada proyecto, los talentos saben que se están jugando en las grandes ligas, las de esta vidriera internacional. Entre las casas de estudios que participan figuran ECAL (Suiza), el Politécnico de Milán, la universidad Tongji de China, la Academia de Diseño de Eindhoven, Holanda. Y el Instituto Pratt, de Estados Unidos. Todas, bajo el paraguas del diseño prospectivo en un formato de posgrado acelerado y veloz que se transforma, por una semana, en una oportunidad única para perfeccionar estrategias en términos de organización, producción, logística y distribución.
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