30 de junio de 2025

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Robos en San Isidro: la filmación clave que permitió identificar y detener a dos integrantes de una peligrosa banda

Eran las 22.40 del 19 de mayo pasado cuando llegaron a la casa quinta de Benavídez, en Tigre. Estaban distendidos. Satisfechos. Uno no paraba de reír. La secuencia fue grabada por una cámara de seguridad instalada en la propiedad. Los cinco, una hora y 40 minutos antes, habían robado una casa en San Isidro, donde vive una exCEO de una importante empresa y se habían hecho de un botín de U$S12.000, joyas y varios relojes Chopard, Chanel, Rolex y Hublot. Había sido el atraco número 11 en tres meses. En ese momento, la empresa criminal parecía no tener contratiempos. Pero los tuvo.

En las últimas horas, tras una exhaustiva investigación, fueron detenidos por detectives de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro de la policía bonaerense, los últimos dos integrantes de la temible organización criminal que faltaban atrapar: Federico Andrada, de 29 años, y Antonio Ramírez, de 39. Y justamente la clave para identificarlos fue la filmación de la cámara de seguridad de la casa quinta donde se reunían tras los robos y que uno de los sindicados líderes de la banda, Gastón Refatti, alquilaba para fiestas de casamientos y realizar todo tipo de eventos.

Ayer, Andrada y Ramírez se negaron a declarar cuando fueron indagados por Patricio Ferrari, uno de los dos fiscales generales adjuntos de San Isidro y funcionario a cargo de la investigación. Los otros integrantes de la banda, Refatti, Juan Gabriel Antivero, Walter Araya y Ramón Medina, quienes había sido detenidos entre fines de mayo y mediados de junio últimos, están procesados con prisión preventiva dictada por la jueza de Garantías Andrea Rodríguez Mentasty.

Todos los asaltos que protagonizó la banda ocurrieron en San Isidro. Hubo robos en casas de Acassuso, Beccar, Las Lomas, La Horqueta y Martínez. Entre febrero y mayo últimos se hicieron de 123.500 dólares, 6000 euros, $1.355.000, 34 monedas de oro valuadas en U$S 1.530.000, relojes de primeras marcas y joyas.

El modus operandi se repitió con exactitud en todos los atracos: los ladrones ingresaban en las propiedades por los fondos, después de acceder por terrenos baldíos u obras en construcción. Generalmente, se encontraban con una puerta o venta abiertas o, si era necesario, las abrían por la fuerza.

Después de irrumpir en las propiedades, los ladrones maniataban a los propietarios con precintos plásticos. Algunas víctimas fueron golpeadas con las culatas de las armas en la cabeza. Cuando tenían la situación controlada, por medio de un handy, le avisaban al “comisario” que estaba todo tranquilo.

El que recibía los mensajes no era un comisario. Era Refatti, quien esperaba a sus cómplices en las cercanías del “objetivo” en una camioneta 4×4 listo para escapar ante cualquier contratiempo. Las víctimas pensaban que la banda tenía complicidad policial.

Los allanamientos para detener a los sospechosos

El 19 de mayo pasado, la noche del robo en la casa de la exCEO, situada en Acassuso, la banda había intentado robar una propiedad en Boulogne, también partido de San Isidro. Pero el asalto se frustró porque la dueña del inmueble, al ver a los delincuentes en el parque de su inmueble, comenzó a gritar y, desde la cocina, activó una cortina metálica que impidió la irrupción de los delincuentes, que decidieron retirarse.

De Boulogne, la banda fue directo a Acassuso y no tuvo inconvenientes para concretar el segundo robo, uno de los últimos golpes antes de que los integrantes de la organización criminal comenzaran a ser detenidos. Después se fueron a la casa quinta de Refatti.

Primero cayeron Refatti y dos de sus cómplices. El falso comisario fue identificado por su costumbre de sumar puntos en YPF Club cada vez que cargaba nafta y un rosario que le había robado a una víctima.

Como se dijo, Refatti no ingresaba en las propiedades que, tras una inteligencia previa, eran elegidas como blanco de la banda. Él esperaba a sus cómplices en las inmediaciones a bordo de una camioneta Toyota SW4 negra, vehículo al que le cambiaban la chapa patente cada vez que ejecutaban un robo.

Al principio, fue difícil para los investigadores identificar a los delincuentes: cuando ejecutaban estaban vestidos de negro, tenían sus rostros cubiertos por pasamontañas o barbijos y en sus manos llevaban guantes para no dejar huellas.

Además, se sabía que los ladrones llegaban y escapaban en una camioneta Toyota SW4 negra. Pero el rastro solía perderse, generalmente, en el peaje Henry Ford del ramal Campana de la autopista Panamericana.

Según la investigación del fiscal Ferrari y los detectives de la policía bonaerense, las chapa patentes que le colocaban a la camioneta utilizada para llegar y escapar de la escena de los robos eran robadas un día antes de los atracos en la ciudad de Buenos Aires o en Martínez.

Los días de los robos, el falso comisario se dirigía a la casa quinta de Benavídez que alquilaba para eventos y dejaba su teléfono celular para que no se activara en la zona donde ocurrían los atracos.

Refatti no lo supo en ese momento, una chapa patente sustraída días antes de uno de los robos en San Isidro estaba vinculada con un sticker utilizado para el pago electrónico de los peajes. Entonces, se empezó a buscar esa chapa patente por las distintas zonas después del peaje y su rastro se perdió en Escobar hasta que se determinó que había entrado a una estación de servicio YPF de la autopista Panamericana y ruta 25.

“En las filmaciones se pudo observar que si bien el conductor pagaba en efectivo, le firmaba un comprobante al playero. Se trataba del voucher por la carga de puntos del programa YPF Club. En ese momento, gracias a la carga de puntos, se pudo ponerle nombre y apellido al conductor de la camioneta usada en los robos: Gastón Refatti”, explicó un investigador.

Pero no fue el único error de Refatti. Antes de ser detenido fue filmado en una estación de servicio en una de sus camionetas 4×4 cuando colocaba un rosario en el espejo retrovisor. Ese rosario fue secuestrado por la policía cuando fue apresado y pertenecía a una de las víctimas de la banda.

El sospechoso captado por una cámara de seguridad con un rosario robado a una víctima

Tras la detención de Refatti y dos de sus cómplices, la investigación continuó para dar con los otros integrantes de la organización criminal. A mediados de junio fue apresado Araya, quien para los investigadores también fue una suerte de organizador o jefe.

La detención de Araya fue un duro golpe para la banda. Pero faltaba identificar y detener a otros dos cómplices.

“Al analizar las imágenes que se pudieron recuperar del robo del 19 de mayo pasado en Acassuso, en la casa de la exCEO de una importante empresa, encontramos similitudes con dos de los sospechosos que aparecían en la filmación que había registrado la cámara de seguridad de la casa quinta de Refatti”, sostuvo a LA NACION un detective judicial.

Solo faltaba ponerle nombre y apellido a los rostros de las imágenes. Fue cuestión de tiempo: entrecruzamiento de información y análisis de redes sociales para saber que los sospechosos eran Andrada y Ramírez.

“Andrada fue detenido después de una cinematográfica persecución desde Tigre hasta Malvinas Argentinas”, informaron fuentes de la investigación, que también destacaron el trabajo coordinado entre los detectives judiciales y el Ministerio de Seguridad bonaerense, conducido ahora por Javier Alonso.