Los conquistadores portugueses lo llamaron “fumo bravo” porque lo confundieron con el verdadero tabaco. Es un árbol de tamaño pequeño (puede medir entre 6 y 12 metros) del género Solanum, al igual que el tomate.
Una de las características más atractivas del fumo bravo (Solanum granulosum-leprosum) son sus hojas aterciopeladas de color verde blanquecino y sus pequeñas pero muy llamativas y abundantes flores de color lila, con estambres amarillos, que crecen en ramilletes y atraen a una gran variedad de polinizadores.
En términos de beneficios medioambientales, el fumo bravo es un campeón. “Es de los primeros árboles en colonizar las zonas degradadas, crece velozmente en descampados y su sombra favorece la germinación y desarrollo de otros árboles nativos, que a medida que crecen sombrean al fumo bravo, que finalmente muere”, explica la paisajista Paqui Arias.
Es muy común que colonicen rápidamente áreas empobrecidas luego de un desmonte, por eso son muy valorados como regeneradores del medioambiente.
Ventajas de un árbol nativo
Al ser un árbol nativo, contribuye a mantener la biodiversidad local y proporciona hábitats para diferentes especies de fauna. Además, su capacidad para adaptarse a suelos pobres lo convierte en una especie muy fácil de cultivar que también ayuda a restaurar el equilibrio ecológico.
Las flores nativas más conocidas y aquellas que vale la pena conocer
Sus flores son polinizadas por abejas y abejorros. Además, esta especie es hospedera de la mariposa “fueguera” (Mechanitis lysimnia). Algunas aves se alimentan de los insectos asociados a su follaje y dispersan sus frutos.
Cómo se cultiva
Otra ventaja es su crecimiento relativamente rápido. Una vez establecido, el fumo bravo puede alcanzar su altura máxima en tres años, lo que significa que podrás disfrutar de sus beneficios y su sombra sin tener que esperar demasiado.
Florece desde agosto hasta marzo y fructifica de octubre a abril. Le gusta el sol y resiste heladas y en diseño de jardines se usa para acompañar cercos cuando se necesita tapar construcciones altas debido a su frondosa copa.
Su resistencia a plagas y enfermedades también hace que sea una opción atractiva para quienes no quieren estar constantemente cuidando sus plantas. Hay que cuidarlo del exceso de agua, que puede afecta las raíces y provocar que se marchite y muera.
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