Cuando Deborah Babu, originaria de Sacramento, California, emprendió un viaje al continente africano no esperaba encontrar el amor. La mujer y su hija, Royce, fueron a Tanzania en octubre de 2017, decidieron ir a la playa de Zanzíbar y ahí estaba Saitoty, quien les ofreció algunos souvenirs. Aunque ambas respondieron que no querían ninguno, Babu, quien es una oficinal de policía jubilada, le preguntó a aquel hombre si podía tomarse una fotografía con él, dado que jamás tuvo un encuentro con un guerrero de la tribu Masái. Lo que sucedió después fue increíble para ambos.
Luego de ese primer acercamiento, la mujer, que actualmente tiene 60 años, y Saitoty, quien es 30 menor, intercambiaron números de teléfono y se volvieron amigos. A la noche siguiente, dieron un paseo en la playa, pero para ella no había un futuro debido a la diferencia de edad: ”Yo era una mujer feliz y soltera y no me parecía correcto salir con alguien 30 años más joven”, aseguró en declaraciones consignadas por The Sun, al recordar cómo se sentía en ese momento. El joven guerrero pensaba diferente y la siguió hasta su siguiente destino en Tanzania.
Luego de varias semanas, la norteamericana volvió a California, pero ese vínculo ya estaba consolidado. Saitoty llamaba a Deborah todos los días para saber cómo estaba y hablaba de querer casarse con ella: “Había 12 horas de diferencia entre nosotros, pero se aseguró de llamarme todos los días; incluso si había un corte de luz, encontraba la manera”, explicó Babu.
“Mi hija mayor, Tiffany, de 32 años, y mi hijo, Sherrick, de 27, lo conocieron por FaceTime y les encantó. No tuvieron ningún problema con la diferencia de edad y me dijeron que, si era feliz, entonces debía ir a por él”, añadió la mujer.
En diciembre de 2017, Deborah volvió a Tanzania y aquel joven que posó al lado de ella para la instantánea sacó el anillo de compromiso y le pidió matrimonio, de acuerdo con la historia que recopiló el medio mencionado.
La estadounidense sabía su respuesta y, de inmediato, respondió que sí, por lo que ambos se casaron en junio de 2018 con una ceremonia Masái y una boda legal por el gobierno estadounidense en julio de 2022. Todavía esperaban una celebración más grande, que contó con la presencia de más familiares y miembros de la tribu: “Nunca esperé encontrar un esposo y casarme con alguien mucho más joven que yo, pero él es el más amable y cariñoso”, añadió la mujer, quien ahora utiliza su nombre Masái, Nashipai, y vive con Saitoty y su familia en Ubena, Tanzania.
Sin embargo, el compromiso no detuvo las críticas de quienes observaron todo desde lejos. Algunas personas se concentraron en la diferencia de edad, en tanto que otras acusaron a Saitoty de estar con ella solo por su Green Card: “La gente me pregunta si lo adopté o si soy su abuela, lo que puede hacer que él se moleste. Solo nos gusta centrarnos en nosotros y en nuestra felicidad”, añadió la ahora esposa en declaraciones para el mismo medio.
No obstante, las críticas no fueron impedimento para que siguieran juntos: “Es una vida muy diferente aquí en Tanzania, pero estoy feliz. Cocinamos al fuego y no tenemos agua corriente. Construímos una cabaña en este momento e, incluso, tenemos que hacer nuestras propias escaleras”, precisó Deborah.
Saitoty es ganadero y también recordó la primera vez que miró a su ahora esposa, cuando creyó que “había visto un ángel”: “Nos reímos juntos y nos hicimos una foto y ella me derritió el corazón. Es hermosa y amable, y me apoya. Tener una esposa es un gran paso para mí. Estoy orgulloso de nuestro matrimonio y me duelen los comentarios mezquinos, pero ahora veo a otras personas con diferencias de edad y nos ayuda a ignorar lo que dice la gente. La edad es solo un número y no impide el amor y el cuidado que siento por mi mujer”, cerró.
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