No hay novedades para quienes miran los números finos: el Gobierno se encaminaba a incumplir las metas del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), incluso antes de que se terminaran de confirmar los peores números de la sequía. Con los brotes secos sobre la mesa, la única ancla para frenar la inflación quedó completamente desdibujada. En ese contexto, los decisores de la economía piden medidas de fondo para estabilizar la economía y consenso político para poder implementarlas en medio del proceso electoral.
Los economistas afirman que la sequía provocó claramente un impacto real en las reservas del Banco Central (BCRA) y en los ingresos tributarios, lo que habilitaría una revisión del programa de Facilidades Extendidas con el Fondo. No obstante, advirtieron sobre las consecuencias negativas de que abra espacio para un nuevo “Plan Patita” en la antesala de las elecciones presidenciales de este año.
“Que iba a haber sequía este año y que la cosecha no iba a ser buena, lo sabíamos desde diciembre pasado”, afirmó el economista de Ledesma Gabriel Caamaño Gómez. “Que la cosecha estaba bien por debajo de 40 millones de toneladas (soja) lo sabemos desde la segunda semana de febrero. Y desde principios de marzo sabemos que los 25 millones de toneladas son un techo. Nada de lo que pasa ahora es nuevo. El programa económico debería haber sido corregido hace un rato largo”, cuestionó el especialista.
“Acá el problema es que las metas nunca se iban a cumplir. La de déficit fiscal no se iba a cumplir; la de reservas tampoco porque hipotecaste las de este año para cumplir las del año pasado. Ya el primer trimestre se incumple la meta fiscal y ahí no impactó todavía la sequía, y es el (trimestre) más holgado. No se iban a cumplir en todo 2023. Lo de la sequía va a ser la excusa de todo el año ahora”, cuestionó, y dijo que el programa en sí no es “cumplible” por este Gobierno.
“Por el efecto sequía, la meta de marzo ya se bajó. Pero no se tocaron las fiscales y las monetarias. Si fuese por efecto sequía, hay argumentos para bajar la fiscal, ya que de retenciones perdiste un punto de ingresos. Podrías pasar de un déficit de 1,9% a 2,9% del PBI para este año”, explicó el economista Fernando Marull, que señaló que el Fondo también podría pedir más ajustes en planes sociales o tarifas.
“El punto es que sea por la sequía y no para hacer un ‘plan patita pre PASO. Si se lo gastan ahí, va a tener un impacto negativo. Si es sólo por la sequía, el impacto va a ser más acortado”, completó y advirtió que la meta de reservas reducida en el último mes en US$2000 millones para este año no se cumplirá.
Por el impacto de la sequía, el Gobierno y el FMI volverá a recalibrar el programa económico. “Todo está sobre la mesa”, indicaron fuentes del equipo económico luego de la reunión que el ministro de Economía, Sergio Massa, y la subdirectora del FMI, Gita Gopinath, tuvieron ayer en Washington.
“Buena reunión con el Ministro Sergio Masas. Hablamos del impacto de la peor sequía en la historia argentina y nos comprometimos a seguir trabajando de cerca para fortalecer el programa ante este difícil escenario”, indicó Gopinath en un tuit publicado esta mañana.
La mirada del círculo rojo
“El impacto de la sequía y otros fenómenos climáticos no sólo han afectado a la producción agricolo- ganadera, sino también a las economías regionales y sus cadenas de valor”, afirmó a LA NACION, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja.
“Por tanto, si a ello sumamos las restricciones cambiarías que se acentúan, así como los condicionantes macroeconómicos no resueltos, se requieren de claras decisiones de fondo que permitan conciliar objetivos de estabilización macro, reversión de las causas estructurales inflacionarias y administración eficiente del gasto público, con impulso simultáneo a medidas que recreen previsibilidad y confianza para la inversión productiva y la generación de empleo genuino”, advirtió el titular de la entidad fabril.
“No podemos ignorar la crisis, sino asumirla y enfrentarla buscando y logrando los consensos necesarios para accionar al respecto. Ya llegó el momento de hacerlo”, sentenció Funes de Rioja.
“Ante una situación tan excepcional, como fue la sequía, con la falta de divisas que eso va a significar, me parece que era imprescindible intentar lograr una nueva negociación con el Fondo para hacer más flexibles nuestras obligaciones. Desde ese punto de vista, parece sumamente razonable”, dijo Mario Grinman, presidente de la Cámara de Comercio (CAC) en una consulta que le realizó LA NACION.
“La sequía es claramente un factor importante en el cumplimiento de la meta de acumulación de reservas acordada previamente con el FMI, imposible de ser compensada por otras vías por el sesgo antiexportador de las políticas económicas, como el cepo cepo, impuestos, brecha cambiaria, entre otras y la falta de acceso al crédito en moneda extranjera”, advirtió Miguel Blanco, coordinador del Foro de Convergencia Empresarial. “A esto se le suman dos necesidades, la del FMI de no ser visto como el factor que, con su intransigencia, empujó al país al colapso económico y la del Gobierno de no perder la única ancla que tiene para dar la sensación de que existe algún tipo de plan económico que impide el descontrol total”.
Para Blanco, “vamos a seguir presenciando este proceso de negociación continua de metas con el FMI y de medidas aisladas que aporten algún alivio de corto plazo”. Cerró: “Todo este escenario hace cada vez más evidente la necesidad de que el nuevo Gobierno que surja de las elecciones tenga un plan integral de ordenamiento macroeconómico y reformas estructurales que saquen a la Argentina de su caída libre y promuevan la inversión privada y la creación de empleos, fundamentales para la reducción de la pobreza”.
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